Acercamiento a la conceptualización de la resistencia especial de competencia, como con un grado superior de especificidad de la resistencia especial en el polo acuático |
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*Jefe del Departamento de Ciencias Médicas de la Actividad Física y de los Servicios Científico Técnicos Especializados en Biomecánica en la Universidad de la Ciencias de la Cultura Física y el Deporte “Manuel Fajardo” Facultad Villa Clara. **Investigador jefe Proyecto Científico: “Metodologías de trabajo para el tratamiento del componente físico en jugadores de Polo Acuático de alto nivel” |
MSc. Alexander de la Celda Brovkina* Dr.C. Luis García Vázquez** (Cuba) |
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Resumen En este trabajo se ha realizado una revisión bibliográfica de las diferentes definiciones de resistencia en el deporte, transitando desde las más generales hasta las referidas al trabajo especial de los deportistas, todo esto en el contexto del Polo Acuático como modalidad deportiva. A partir de esta revisión se ha realizado un acercamiento a la conceptualización de la resistencia especial de competencia, como un grado superior de especificidad de la resistencia especial en el Polo Acuático. Palabras clave: Polo Acuático. Resistencia especial. Competencia.
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 19, Nº 191, Abril de 2014. http://www.efdeportes.com/ |
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Introducción
En el Polo Acuático según investigaciones de Dal Monte (1983) la contribución energética durante los esfuerzos realizados en los partidos, dependen en un 30% de la combinación anaeróbico aláctico-láctico, un 40% anaeróbico láctico-aeróbico y un 30% aeróbico.
A su vez, Maglischo (2006) refiriéndose a la importancia de la resistencia en el Polo Acuático, declara que el polista no realiza las acciones de juego tan rápido y fuerte como quisiera sino tan rápido y fuerte como se lo permita el cansancio que ha acumulado durante casi una hora de duro batallar en el agua.
De ahí que para el polista es importante desarrollar la resistencia para hacerle frente a los esfuerzos variables que demanda la competición, ya que la fatiga afecta la técnica de las destrezas; tales como pases y lanzamientos, así como el juicio táctico, incrementando la probabilidad de la pérdida de un juego.
El objetivo de este trabajo es fundamentar la necesidad de concebir a la resistencia especial de competencia, como un grado superior de especificidad, de la resistencia especial en el Polo Acuático.
Desarrollo
Existe variedad en cuanto a los criterios referentes a las definiciones que responden a las formas de resistencias que se encuentran en la literatura actual, por ello es muy difícil determinar una sola forma, pues cada una de estas clasificaciones está sustentada desde diferentes puntos de vistas, según criterio de varios autores.
En función del modo de trabajo del músculo esquelético se pueden distinguir dos tipos de resistencia: la estática y la dinámica. Estas dos formas de resistencia se diferencian básicamente en la influencia del potencial de entrenamiento que genera la estructura motriz de la carga física aplicada, así como las características del régimen de trabajo empleado.
En este sentido Zintl (1990), planteó que un trabajo de resistencia estático provoca una reducción del riego sanguíneo a nivel capilar, este riego se altera ya a partir del 15 % de la tensión muscular máxima y después del 50 % se produce un paro en el riego sanguíneo, debido a que la tensión muscular no permite la vasodilatación y con ello el flujo sanguíneo y la transportación del oxígeno a la célula.
A su vez el trabajo dinámico de resistencia garantiza durante un mayor tiempo el riego sanguíneo y una participación aerobia más elevada, por lo que la resistencia estática está muy estrechamente vinculada con la resistencia a la fuerza y la resistencia dinámica más vinculada a la resistencia anaerobia y aerobia.
Considerando este criterio en el Polo Acuático por la variabilidad en la ejecución de las acciones, se manifiestan ambos tipos de resistencia de forma combinada, la estática responde a las acciones en el lugar y la dinámica los desplazamientos tanto para el ataque como para la defensa.
Es por este hecho que consideramos posible enriquecer esta clasificación incorporándole un término que exprese el carácter variable del régimen de trabajo en los juegos deportivos durante la realización de las acciones.
Desde otra arista Zatsiorski hace referencia a tres tipos de resistencia a partir del volumen de la musculatura implicada, las clasifica teniendo en cuenta la cantidad de músculos o planos musculares implicados durante la actividad física.
Denomina resistencia local aquella que sólo implica un tercio de la musculatura del hombre, resistencia regional cuando emplea entre uno y dos tercios de la musculatura, y finalmente define resistencia global cuando aparecen implicados más de dos tercios de la musculatura del atleta.
Navarro (1998) propone clasificar la capacidad de resistencia según su objetivo. En este sentido declara la existencia de la resistencia de base. Este tipo de resistencia se usa fundamentalmente en aquellos deportes que no son de resistencia. Su entrenamiento permite sentar las bases sobre las que se construirá el resto de las cualidades físicas en deportes técnicos, tácticos y de fuerza explosiva y velocidad.
Esta clasificación consideramos que se ajusta a los juegos deportivos y específicamente al Polo Acuático, ya que presupone el desarrollo de la capacidad especial de trabajo de los deportistas teniendo como precedente un trabajo general. Lo cual está en estrecha relación con el principio del entrenamiento deportivo referido a la relación entre la preparación general y especial.
La resistencia básica se divide en RBI, tiene un carácter independiente de las especialidades deportivas y se adquiere a través de ejercicios generales. Sirve para todos los deportes y especialidades.
En este sentido consideramos que la (RB I) por los objetivos que cubre se encuentra muy relacionada con las conceptualizaciones de resistencia realizadas por Grosser (1989), Zintl, (1990), Weineck (1992) y Collazo (2002) quienes coinciden en que la resistencia comprende un elevado componente volitivo así como la capacidad de recuperarse rápidamente.
A su vez aunque la RB I como su autor plantea, puede ser utilizada en todas las modalidades deportivas, es necesario tener en cuenta las características de las mismas, en función de encontrar los fundamentos para su desarrollo dentro del propio deporte.
La Resistencia de Base II (RBII), se emplea en los deportes de resistencia para generar la adaptación general del organismo a los esfuerzos de resistencia específica. Al contrario de los ejercicios que se emplean en RBI los de RBII tienen un carácter específico. La RBII no tiene transferencia a otras especialidades deportivas.
Atendiendo a las características del Polo Acuático, consideramos que no existen diferencias entre estos dos tipos de resistencia básica. Esto se debe a que la RB I tiene un carácter general ya que sirve para todos los deportes, y la RB II es característica de los deportes de resistencia, los cuales son generalmente cíclicos e invariables, por lo tanto ambas clasificaciones cumplen similares objetivos y manifiestan semejantes grados de especificidad con respecto a los juegos deportivos, de ahí la homogeneidad de las mismas para el tratamiento de la resistencia general en el Polo Acuático.
La resistencia de Base III es aquella que se relaciona con los deportes acíclicos, es decir en juegos deportivos y deportes de combate.
Teniendo en cuenta los objetivos de este tipo de resistencia básica, relacionada con los deportes variables, atendiendo a la clasificación fisiológica propuesta por Farfell (1960), consideramos que tiene un matiz reduccionista, al considerar solo la resistencia aeróbica, cuando los juegos deportivos necesitan un desarrollo de la resistencia aláctica y láctica en condiciones generales, dentro del marco de las características propias de estas modalidades deportivas.
Otra clasificación responde al sistema energético mayormente utilizado. En este sentido, se conoce la clasificación de la resistencia de corta mediana o larga duración haciendo referencia a la aeróbica y la anaeróbica según Zintl (1991).
La aeróbica se refiere a la realización de ejercicios de resistencia en presencia de oxígeno, mientras la anaeróbica presupone un déficit de esta molécula durante el trabajo muscular. En la práctica competitiva y sobre todo en los deportes variables rara vez se manifiestan las dos formas de una manera pura.
En este sentido según Suslow (1971) debela en deportes cíclicos la existencia de una constante combinación entre las vías energéticas aeróbicas, anaeróbicas alácticas y lácticas, en cuanto al porcentaje de producción de energía para el trabajo muscular tanto en esfuerzos de corta media o larga duración en ejercicios cíclicos.
A su vez destacan la relevancia de los niveles de concentración de ácido láctico en sangre para la resistencia de corta duración, para la de media duración el nivel del umbral anaerobio y para la de larga duración los depósitos de glucógeno y la calidad de los procesos metabólicos del organismo.
En este aspecto, Navarro (1994), describe las características y duración de las diferentes manifestaciones de la resistencia y plantea que la potencia aláctica transcurre de 0 a 10 s, y la capacidad de 0 a 20 s. A su vez la potencia glucolítica de 0 a 45 s y la capacidad de 60 a 90 s. En función del sistema aeróbico define su potencia de 120 a 180 s y su capacidad de 120 a 360 s, en lo referente a la eficiencia aeróbica el rango de trabajo descrito es de 600 a 1800 s.
Consideramos que esta clasificación y la anterior se complementan ya que en la primera se debela el rango de trabajo para la distinción de los tipos de resistencia y en la segunda se especifican dentro de los rangos de trabajo cuando ocurre la mayor producción de energía por unidad de tiempo, así como las posibilidades máximas de un sistema de producir energía.
Por lo que en función del Polo Acuático solo posibilitan el tratamiento aislado de la resistencia en los diferentes sistemas energéticos, lo cual no garantiza un desarrollo de la resistencia consecuente con los estudios realizados por Dal Monte (1983) acerca de las exigencias de la competición, así como el carácter variable de la manifestación de los esfuerzos en los juegos deportivos durante la actividad competitiva planteado por Verjoschanski (1990).
Uno de los criterios utilizados en la clasificación de la resistencia como capacidad ha sido por el carácter del contenido del ejercicio Martín (1977). La resistencia en este sentido, se puede subdividir en resistencia general y especial, y siempre estará determinada por las características del tipo de ejercicio a realizar en correspondencia con el deporte practicado.
En este sentido una carrera de 400 metros estilo libre puede servir para mejorar tanto la resistencia general como la especial, puesto que depende totalmente del tipo de deporte, es general para el Polo Acuático, sin embargo para un nadador de medio fondo esta carga puede tener carácter especial.
Existe la tendencia a entender por resistencia general, todos aquellos ejercicios que sirven de base al desarrollo aeróbico en la preparación del deportista, que crea el cimiento para el acondicionamiento físico óptimo en la consecución de la forma deportiva.
Mientras la resistencia especial, son todos aquellos ejercicios que en presencia de oxígeno se realizan teniendo cierta similitud con las exigencias aeróbicas del deporte practicado.
La resistencia especial por su contenido, tiene mayor implicación en el rendimiento deportivo de los atletas, y su desarrollo óptimo se logra sobre la base de un adecuado desarrollo de la resistencia general.
En su visión acerca de la resistencia especial Verjoschanski (1990), considera que las tendencias en el desarrollo de la misma, apuntan al trabajo aeróbico similar a las demandas del deporte practicado y al trabajo submáximo para el perfeccionamiento del rendimiento glucolítico.
Esta visión es reduccionista porque se ajusta a deportes cíclicos y obvia tanto la estructura como las características de la carga del ejercicio competitivo en los juegos deportivos.
En este sentido teniendo en cuenta los criterios de Suslow (1971), Zintl (1991), y Navarro (1994), consideramos que la definición de resistencia especial en el Polo Acuático no se refiere solo a los trabajos aeróbicos o de larga duración, ya que también es necesario mantener la intensidad de trabajo en los esfuerzos de corta y mediana duración durante todo un partido, que puede llegar a durar más de una hora.
Lo anterior se sustenta en los estudios realizados por Dal Monte (1983) quién concluye que las causas de la fatiga en el Polo Acuático, se deben fundamentalmente a la imposibilidad de utilizar la vía energética de los Fosfágenos, la acidosis láctica, así como la depleción del glucógeno.
Este hecho explica cómo en el Polo Acuático los atletas, deben utilizar de forma alternada, los diferentes sistemas energéticos del organismo en función de obtener la energía necesaria, para cumplir con el objetivo motor que prioritariamente se debe conseguir en esta modalidad deportiva.
Las consideraciones teóricas revisadas enmarcan a la resistencia especial en una sola dirección o dirigida al desarrollo unilateral de la resistencia hacia un tipo de trabajo, de larga, media o corta duración, cuando en el escenario de la competición se hace necesario combinar la capacidad de resistir estos tres tipos de trabajo de forma integral.
En este sentido estamos frente a una contradicción en la teoría, ya que el desarrollo de la resistencia especial presupone acercar la actividad de entrenamiento a la de competición, mediante una práctica específica, y desde el punto de vista teórico, en los juegos deportivos, esto no se concibe atendiendo al principio de la especificidad.
Esta conclusión responde a que la concepción de la resistencia especial en el ámbito de los juegos deportivos, no se realiza a partir del modo en que se manifiesta el esfuerzo en la competición, ya que no se atiende a la necesidad de alternar la utilización de las vías energéticas durante el ejercicio competitivo, y se obvia la capacidad de recuperación en esfuerzos de baja intensidad y pausas propias de la actividad.
Estas limitaciones en la concepción de la resistencia especial en los juegos deportivos, fundamentan la necesidad de buscar el contenido para el desarrollo de la resistencia especial, dentro del mismo deporte y no en el aspecto de compensación con otra modalidad deportiva. Lo cual se pone de manifiesto en investigaciones desarrolladas por Álvarez del Villar (1983); Godik (1989); Verjoschanski (1990); Barberó (1998 y 2003), Lanza (2001); García (2003) y Ferrer (2010).
Lo anterior deja una puerta abierta para concebir una clasificación que exprese de forma clara y precisa el tipo de resistencia que presuponen los esfuerzos que manifiestan en la competición los atletas en especialidades variables como el Polo Acuático, tanto para la generalidad del equipo, como para la particularidad de cada posición.
Esto nos lleva a plantear que la clasificación de resistencia especial, en función del carácter del contenido del ejercicio para su tratamiento, debe tener un mayor grado de especificidad para que esté en correspondencia con las características de los juegos deportivos en general y con las del Polo Acuático en particular.
Teniendo en cuenta todo lo anterior se considera que un acercamiento a la conceptualización de la resistencia especial de competencia, como un nivel más específico de la resistencia especial, consiste en la “capacidad de alternar la utilización de las vías energéticas tanto anaeróbicas como aeróbica, en función de resistir los esfuerzos de variada intensidad que demanda la competición, combinada con el logro del mayor porciento de recuperación, durante esfuerzos de baja y mediana intensidad”.
Esta definición apunta a concebir el tratamiento de la resistencia especial en el Polo Acuático desde una óptica de mayor especificidad, donde se consideren no sólo el contenido de la competición, sino la forma en que se manifiesta este durante la actividad competitiva, para estrechar las distancias entre la actividad de entrenamiento y la de competencia, durante el proceso de preparación deportiva.
Conclusión
El acercamiento a la definición de resistencia especial de competencia, surge por la necesidad de concebir con un mayor nivel de especificidad, el tratamiento de la resistencia especial en el contexto del Polo Acuático, para potenciar la transición del trabajo aislado de las capacidades determinantes del rendimiento hacia la integración en el trabajo de las mismas.
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